La democracia es en lo esencial un asunto pedagógico…

Alocución con motivo del aniversario de la Independencia, 5 de Julio de 1962


“Un nuevo aniversario de la patria nos congrega con la misma devoción que otrora en torno a nuestras glorias. El pasado, como el pendón de Pizarro que se encuentra en nuestro Ayuntamiento, puede ir perdiendo los hilos de la menuda trama. Las obras de los hombres, unas u otras, van quedando, sin embargo, como testimonio del común esfuerzo. Así también, la patria. Quienes la fueron forjando pueden ser olvidados. Ella, sin embargo, permanece incólume.

La patria no es artificial creación humana, sino producto de la historia en la sucesiva labor de generaciones legadas por un común destino. Demarcaciones administrativas del último cuarto del siglo XVIII fueron eliminadas y de la unión de las mismas surgió una entidad política  más amplia: la Capitanía General de Venezuela. Tenía la nueva entidad provincial una viril tradición, cuyas más firmes expresiones estaban unidas a los recuerdos de las rebeliones de Chirino y Pirela, la conspiración de Gual y España, la de 1808, y las expediciones de Miranda. Finalmente, a partir del 19 de abril de 1810, las gentes de esta tierra configuraron los rasgos definitivos de la patria, herencia común, esfuerzo de todos.

La conciencia nacional no les llegó a nuestros antepasados como regalo divino. La conformaron lentamente en el estudio, en la meditación, en la contrastación de las condiciones de la vida colonial. De ahí las agrias polémicas que se sostuvieron en aquellos días  aurorales con el propósito de darle a la patria que nacía una filosofía política. Frente a los ideólogos  deslumbrados con las teorías políticas de los enciclopedistas o de sus voceros en la Asamblea Nacional francesa, la obra macerada, menos espectacular, de cuantos más realistas buscaban para las nuevas instituciones, las instituciones democráticas,  fórmulas duraderas que asegurarán su permanencia.

(…)
El sistema democrático exige, como ningún otro, la educación popular y ésta no se alcanza sino mediante la metódica  y penosa aplicación de programas cabalmente estructurados. La democracia es en lo esencial  un asunto pedagógico: un lento proceso educativo que permite a las mayorías intervenir directamente en la vida colectiva. Es el proceso que facilita la transformación del hombre en un miembro socialmente útil a la comunidad.
Para lograr este anhelo y alcanzar esta meta debemos darle al sistema democrático aquellas condiciones que no pudieron arbitrar los padres de la patria en la solemne hora de 1811: firmeza y seguridad institucionales. La lucidez del Libertador condenó en una frase lapidaria esta fórmula: ‘Sin estabilidad todo principio político se corrompe y termina por destruirse‘.
La gente que vive frente al último minuto, olvida totalmente de la historia, no analiza la tremenda responsabilidad que se adquiere al pretender saltar etapas. Para lograr la estabilidad apetecida por todos los venezolanos debemos pensar en las condiciones básicas que aseguran la permanencia democrática: solidaridad y justo equilibrio social.
Para asegurar la estabilidad es requisito indispensable del sistema democrático fortaleza y energía. Para algunos, democracia es agobierno, régimen inerte e inerme, cruzado de brazos, esperando como hecho inexorable que arrase con ella el hombre providencial o la montonera ahora disfrazada de grupos totalitarios. En realidad, lo fundamental es la firmeza institucional. La solidez del proceso democrático está en esta armonía institucional que garantiza a los ciudadanos libertad política y eficacia administrativa, fundamentos de la estabilidad, porque estas condiciones contribuyen a robustecer la estructura toda del gobierno popular. Ya el Libertador, en forma casi axiomática, formuló lo esencial de esta concepción: ‘el mayor vicio de un gobierno es la debilidad’. “
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En Miraflores, 5 de julio de 1962
Rómulo Betancourt
http://romulobetancourtbello.wordpress.com/romulo-betancourt-entre-lineas/la-democracia-es-en-lo-esencial-un-asunto-pedagogico/

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